4/01/2010

Hacia una Fuerza Armada moderna




(*) Dr. Dardo López-Dolz Madueño



Si su medico le dijese que tiene una infección que se esta expandiendo silenciosamente (narcoterrorismo), la cual se puede combatir con la misma medicina que le permitirá controlar su delicada condición cardiaca, que hace inevitables crisis periódicas (lluvias, huaycos, sequías, terremotos, tsunamis) y que la ciudad en que vive es propensa a los accidentes de transito (conflictos fronterizos). Destinaría usted sus escasos recursos a prevenir los accidentes de transito?

Las economías pequeñas, estamos forzadas a invertir y gastar inteligentemente. La defensa y la seguridad, primera razón para la existencia del Estado (sin ellas no es posible proteger la salud ni brindar educación), no se escapa de esta norma.

Resueltos nuestras rencillas norteñas, sin problemas contemporáneos relevantes con Brasil, Colombia ni Bolivia, la preocupación castrense, ha venido mirando con explicable recelo la velocidad con que el balance bélico se invirtió.

Podríamos comprar tanques, buques o cazas, pero no alcanzaría ni un equilibrio disuasivo. Además, el gasto operativo que estas demandarían, seguirá siendo imposible de cubrir con el ingreso corriente, traduciéndose en nula capacidad operativa real. Piloto que no vuela, marino que no navega, artillero o infante que no dispara no sirven para ganar un conflicto, la valentía es necesaria, pero no basta.

Ese tipo de compras, aun siendo necesarias, no debieran ser prioritarias en el tiempo. Debemos dirigirnos a una fuerza más pequeña motivada, con mejor preparación constante, equipamiento, remunerada decentemente y dotarla de:

1. Sistemas de comunicaciones radiales compatibles para toda unidad de la fuerza pública.

2. Inteligencia estratégica y operativa unificadas, evitando duplicación de esfuerzos o la neutralización interna.

3. Estrategia conjunta diseñada por un comando realmente unificado, ajeno a los infantiles celos interinstitucionales.

4. Equipamiento coherente con esa estrategia conjunta, sin las tradicionales soluciones eclécticas que terminan haciendo inviable la utilización coordinada de la fuerza.

5. Dotación masiva de helicópteros capaces de transportar rápidamente pequeños grupos operativos de fuerzas especiales; algunos aviones y helicópteros bimotor de carga que permitan rápidos traslados de ayuda (hospitales, provisiones y pertrechos) a donde se necesite; aviones de bajo costo operativo artillados, con cabinas blindadas y sistemas contemporáneos de observación térmica y nocturna.

6. Porta tropas blindados, lanchas artilladas y antitanques personales.

7. Armamento ligero moderno, homologado y de calidad comprobada en combate, para toda las FFAA y la PNP.

8. Entrenamiento común que permita operaciones conjuntas eficaces.

9. Restauración económica de la capacidad de maniobra y operaciones.

Ese es el camino. Insistir en una fuerza masiva sin capacidad operativa real, es traicionar tozudamente los sagrados intereses patrios.

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(*) Columnista invitado.

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